Por tu bien

-Di que eres mía, mía por tu bien, por el bien de los demás, porque yo te trato bien.

Tú no deberías haberle hablado.

Anda, no seas tonta.

-Di que eres mía.

Alcé la vista mirando el brillo de cuerpo, lo indefensa y débil que parece, la preciosa Beretta de 9 milimetros brillaba como siempre lo hacía, como siempre que me apuntaba, hasta que recitaba:

-Soy tuya y sólo tuya, no volverá a suceder.

Entonces, y sólo entonces, bajaba el arma.

Y entonces, sólo entonces pensaba yo en subirla, y acabar con esto.

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𝐺𝑎𝑡𝑎 𝑛𝑒𝑔𝑟𝑎🍃