El reloj de cuco
- editorialciudadgen
- 28 jul 2019
- 2 Min. de lectura
El señor Pablo vivía en el barrio antiguo de Valencia. En una de las calles estrechas y oscuras, rodeada de edificios de singular estilo arquitectónico renacentista, se hallaba una pequeña tienda de relojes. Allí, Pablo pasaba horas y horas haciendo lo que más le gustaba. El oficio de relojero lo había heredado de su abuelo Jesús, igual que su padre que también había sido relojero. Un tarde fría y húmeda de invierno, el señor Pablo trabajaba en su taller. Como tantas tardes, entraron en el local varios clientes para arreglar, cambiar pilas... de sus relojes. Pero, a última hora de la tarde recibió la visita de una pareja que en su opinión, era bastante extraña. Llevaban un reloj de cuco, que según le contron, había pertenecido a sus tíos recién fallecidos. El reloj era una pieza única, muy antigua del siglo XIX. Una vez se fueron, no pudo resistirse y empezó a trabajar en el hasta unas horas después que cayó en un profundo sueño. Cuanto despertó, se dispuso a terminar el montaje del reloj de pared y a ponerlo en hora para cuando sus dueños decidieran venir a por él. Cerca de las siete de la tarde, apareció por la tienda esa pareja tan curiosa. Cuando se acercaron al mostrador sonaron las siete en punto a lo que el reloj empezó a sonar. Para sorpresa del relojero, en el pico del cuco se encontraba una fotógrafia antigua de una pareja. Al verla, se dio cuenta de que la pareja de la foto y los propietarios del reloj eran las mismas personas. Cuando levantó la vista, la pareja delante de él había desaparecido. El viejo relojero dio la vuelta a la foto que aún tenia en la mano y se quedó sin habla. Aquella fotografía era del año 1899.
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