top of page

Dolor y nada

  • Foto del escritor: editorialciudadgen
    editorialciudadgen
  • 28 jul 2019
  • 2 Min. de lectura

Dolor por todo el cuerpo. Después, nada. Me levanté del asfalto intentando orientarme. Reconocí la casa. Una humilde construcción campestre. Tenía dos pisos. Ni parecía gran cosa, ni lo era. Además, había tenido días mejores. El tejado estaba en mal estado y la pared tenía manchas de humedad. Las rejas de las ventanas eran color óxido. A pesar de todo, era ese eco a otro tiempo lo que le daba carácter. Rodeé la casa hasta llegar a la puerta principal. No necesitaba rebuscar para encontrar la llave. Sabía que estaba en la segunda maceta. La puerta chirrió mientras la madera cedía. Yo seguí mi recorrido habitual. Subí las escaleras hasta la parte no remodelada. La luz estaba cortada. Debía utilizar una linterna. Pero tenía intuición y se aclaraban las sombras con el cielo estrellado. Los retratos familiares me devolvieron la mirada. Me acerqué a la puerta. Al abrirla, un olor seco. Rancio. La humedad y el moho inundaba la estancia. Había sido un cuarto de la colada, pasillo y acceso al baño y la terraza. Me dirijí al fondo. Otra puerta me interrupía el paso. La conocía de sobra. Iba a ser la puerta de nuestra habitación. Mía y de mi marido. Jamás se llegó a construir. Esa noche, él no estaba conmigo. Pero lo estuvo una vez. En ese mismo lugar. A esa misma hora. Imposiblemente en aquella noche. Sabía lo que tenía que hacer ahora. Abrí la puerta y avancé por donde debería estar la habitación que jamás se construyó. Caí. Como hizo él la vez que le empujé. Por mucho que cayera no me acostumbraba a la sensación. Seguía siendo tan real. No sabía cuando acabaría esta pesadilla. Ni las veces que se repetiría. Llegué al suelo. Sin ninguna pizca de arrepentimiento por lo que le hice a mi marido esa noche. Sabiendo que no podía cambiarlo. Sentí dolor. Dolor por todo el cuerpo. Después, nada.

𝔊𝔞𝔱𝔞 𝔟𝔩𝔞𝔫𝔠𝔞👀

Comments


2020 Editorial M&A

  • Instagram Basic Black
bottom of page