Caladas
- editorialciudadgen
- 25 may 2019
- 1 Min. de lectura
Apoyando su peso en el muro blanco, mira y baja su mirada como si le leyeran el pensamiento. Él, a dos metros, de pie con la cabeza apoyada en la pared. "Dímelo" repitió él. Sonríe, lleva a sus labios un cigarrillo, y pega una calada acercándose a él, y soltando el humo aproximándose a su boca. "No soy tanto de hablar" susurró. Y matando a los metros, tropezando su mano, contestó agarrando el cigarro de los dedos de quien lo miraba expectante: "No es necesario que hables para ciertas cosas" Y conforme sus palabras acababan, el humo volvió a salir de su boca hasta que se desvanecieron para yacer en cenizas.
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𝐺𝑎𝑡𝑎 𝑛𝑒𝑔𝑟𝑎🍃
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