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No puedo leer ese poema. El único que tiene nuestra historia. No lo escribí yo, no me lo dedicaste. Simplemente dejaste que lo encontrara para que indirectamente, llorara al releerlo. Porque la primera vez que lo leí sonreí, claro, aún nos mirábamos a los ojos. Las veces que le siguieron, estábamos demasiado lejos aun estando bajo el mismo techo. No sé quién se marchó primero, pero del poema no nos hemos ido. Por eso no lo leo. No quiero encontrarme con la versión de mí que era feliz tan solo con abrazarla, no quiero encontrarme con la versión de ti que me hacía feliz con solo abrazarme. No quiero encontrarnos felices, sabiendo que ahora no lo somos. Al menos, juntos. Se puede decir, que he pasado la página sin leerla.

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CK